Mientras las expediciones españolas progresan en G-I y K2, la expedición rumana que se quedó en el Nanga Parbat después del atentado terrorista ha logrado la cumbre. En el Broad Peak, entierran el cuerpo de Tomasz Kowalski, fallecido en marzo tras la primera invernal.
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Las grandes montañas de Pakistán han vivido durante las dos últimas jornadas momentos emotivos en el Nanga Parbat y el Broad Peak. Todo ello mientras las expediciones españolas progresan en pos de sus respectivos objetivos en el Gasherbrum I y el K2, y la comunidad alpinística tiene su foco de atención puesto en los problemas durante el descenso de los alpinistas iraníes que han abierto una nueva ruta en el Broad Peak.
Cumbre en el Nanga Parbat
El Nanga Parbat es habitualmente una montaña que presenta complicaciones. Pero las dificultades que ha ofrecido este año no son comparables con las de otras temporadas. En el seno del mundo montañero han quedado grabadas con horror las informaciones con las que comenzó el verano pakistaní, según las cuales un grupo terrorista de talibanes de Pakistán acabaron con la vida de once personas en el campo base del Nanga Parbat, en su vertiente Diamir. Una tragedia que podría haber sido mucho mayor de no haberse encontrado la mayoría de alpinistas extranjeros en los campos de altura de la montaña. Precisamente en una temporada en la que el Nanga Parbat había concentrado un mayor número de montañeros que los ochomiles del Karakórum.
Después de aquel suceso, todas las expediciones que pretendían el Nanga Parbat por la pared del Diamir se retiraron o fueron evacuadas por las autoridades. Sin embargo, en la opuesta vertiente del Rupal, una expedición rumana desafió a los lógicos tempores y permaneció en la montaña, ganando altura lentamente a través de la ruta Schell, en una especie de homenaje a las víctimas de la masacre. Unos días más tarde, las autoridades pakistaníes confirmaban que su permiso seguía vigente a pesar de la prohibición imperante de llevar a cabo expediciones en esa región.
Finalmente, sus esfuerzos se han visto recompensados el 19 de julio con la cumbre, según anunciaba la cuenta de Twitter del equipo. El definitivo ataque a cumbre (el segundo que emprendían) comenzó el 12 de julio, con la idea de llegar a la cima entre el 17 y el 19 de julio, según las condiciones. Finalmente, y después de montar un último campamento de altura a 7.500 metros, Marius Gane, Teo Vlad, Zsolt Torok y Aurel Salasan habrían hecho cumbre.
Entierro en el Broad Peak
La emotividad ha tenido también su espacio en el Broad Peak, aunque en este caso no ha habido cima de por medio. “Nuestra cima será encontrar sus cuerpos”, había expresado Jacek Berbeka, el hermano de Maciej Berbeka, al inicio de su expedición al Broad Peak, cuyo objetivo era localizar los cuerpos desaparecidos de Maciej Berbeka y Tomasz Kowalski y enterrarlos en algún lugar apropiado fuera de la ruta de ascensión. Los dos alpinistas polacos fallecieron en marzo cuando descendían de haber logrado la primera ascensión invernal de la montaña.
El cuerpo de Kowalski fue avistado por una expedición alemana a unos 7.900 metros de altura unos días atrás. Finalmente, el equipo formado por Jacek Berbeka, Jacek Jawien y Krzysztof Tarasiewicz ha logrado su objetivo de alcanzar la altura de su compatriota y darle sepultura. “Trasladamos su cuerpo unos 30 metros abajo. Más transporte hubiera sido muy difícil. Después de hablar con sus padres, se acordó que lo enterraríamos en el lugar más adecuado para ello. Encontramos ese lugar, en el que nadie lo molestará”, ha señalado Jacek Berbeka.
Por otro lado, no han podido localizar el cuerpo de Maciej Berbeka, aunque todo permite suponer que cayó en una enorme grieta situada a unos 7.700 metros de altura, bajo el collado del Broad Peak. “Si Maciej está allí, no hay mejor lugar”, ha asegurado su hermano, quien ha dado por concluida la expedición.
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