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domingo, 16 de junio de 2013

Wilderness reclama una recuperación menos agresiva de los senderos

CARTA ABIERTA A LA FEDME

Reproducimos una carta abierta de Alfredo del Campo vicepresidente de Mountain Wilderness dirigida a la Federación Española de deporte de Montaña y Escalada (FEDME) en la que solicita que se actúe con más sensatez y cuidado en  la señalización y recuperación de caminos en la montaña.

El popular camino Schmid fue "acondicionado" hace unos años por Tragsa
El popular camino Schmid fue "acondicionado" hace unos años por Tragsa

Alfredo del Campo vicepresidente de Wilderness España nos ha remitido una carta abierta en la que denuncia la excesiva intervención de caminos y sendas de la sierra, que pasamos a reproducir íntegramente.
Estimados amigos:
Somos conscientes de los esfuerzos y del interés que esa Federación ha tenido en los  últimos años en lo que respecta a la señalización de caminos y sendas, así como en la recuperación o rehabilitación de las mismas. También somos conscientes de que no todas  las señalizaciones o recuperaciones de caminos son competencias de esa federación y nos  consta que cuando sí lo son, suelen actuar sus técnicos y voluntarios con criterios muy regulados, rigurosos y con cierta sensibilidad sobre su impacto ambiental.
Efectivamente, es prolija la documentación y la normativa legal que regula mediante decretos en cada comunidad autónoma el marcaje de senderos, así como los criterios para  su promoción, homologación e incluso la ordenación del senderismo. Los esfuerzos de la  FEDME, en este sentido han llegado a redactar un Modelo básico para una propuesta de  homologación autonómica de los senderos1 que evite la dispersión de criterios y conceptos  en 17 comunidades autónomas. Las federaciones de montaña, se han dotado de un  “Reglamento de homologación de senderos” (2008) y adoptan el “Cuaderno técnico de  señalización de senderos” de la FEDME (2009) en los que se establecen de forma detallada hasta los procedimientos para la poda de árboles y arbustos o el pintado en la señalización. Realmente hay que agradecer este esfuerzo e implicación.
Al margen de pequeñas diferencias de criterio, estos documentos nos parecen en general correctos desde el punto de vista técnico-ambiental, sin embargo queremos expresar nuestra preocupación ante dos hechos relacionados con la señalización y  recuperación de caminos de media y alta montaña:
A) Una intervención excesiva en las montañas. Esta cultura intervencionista (propiciada  desde las administraciones autonómicas fundamentalmente) tiende a sobrepasar el concepto de rehabilitación o recuperación de caminos degradados para insertarse en el marco del desarrollo turístico. Bajo la excusa de mejorar los accesos, se convierten sendas en caminos, caminos en pistas, pistas en carreteras… con el fin de “explotar” los recursos de una zona. (Hay múltiples ejemplos en Suiza, Austria, Francia o Italia, con sendas alpinas excelentemente conservadas y trazadas, en las que no cabe mucho más que la bota de un montañero).
B) Una intervención, que en ocasiones es técnicamente muy agresiva, a pesar de todas las reglamentaciones para la señalización y la rehabilitación que hemos citado anteriormente. Así observamos que la señalización vertical es excesiva con un gran número de paneles interpretativos, postes, piquetas o estacas, flechas direccionales, etc. (en ocasiones con escaso o nulo mantenimiento), pero también señalización  horizontal (pinturas) en puntos no recomendados en los manuales (p.ej. en arboles en 
los que se corta la corteza, o a muy corta distancia unos de otros, cuando el camino  resulta evidente incluso con nieve).
Como consecuencia, se producen algunos efectos negativos que se deben considerar:
  • Masificación de territorios muy frágiles y sensibles ambientalmente.
  • Devaluación de la actividad montañera (esfuerzo requerido disminuido artificialmente).
  • Impacto estético en el paisaje.
Efectivamente -y siempre según nuestro criterio-, se debería actuar en menos ocasiones, con menor intensidad y con más calidad, estrechando y no ensanchando los  caminos, rellenando suelos erosionados, cerrando “atajos”, desbrozando y roturando el  suelo sólo el mínimo imprescindible, dotando recursos para el mantenimiento anual, señalizando de forma estricta, y desde luego prescindiendo de infraestructuras a veces incomprensibles como puentecitos de madera para vadear arroyos, vallas a los costados  del camino u otros elementos similares.
Estamos seguros que la mayoría de los montañeros y alpinistas del país, así como las federaciones y clubes de montaña comparten la idea de mantener agreste el frágil entorno de la media y alta montaña, mantenerlo en su estado más natural posible y que la actividad del montañismo suponga, como siempre ha sido, esfuerzo y aventura. Rehabilitemos y señalicemos lo que haga falta, pero no más por favor, nos lo agradecerá el planeta y las generaciones futuras.
En consecuencia solicitamos de esa federación que siga manteniendo el rigor en las señalizaciones que de ella dependan y la vigilancia sobre aquellas rehabilitaciones que competen a otras instancias y que transcurren por entornos de madia y alta montaña.

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